Seguramente hayas escuchado en más de una ocasión aquello de las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar), pero hace tiempo que llegó el momento de dar un paso más allá y comenzar a hablar de las cinco erres (rechazar lo que no necesitamos, reutilizar, reducir el consumo, reparar y reciclar como última opción).

El residuo cero no propone reciclar más, sino, al contrario, evitar que se produzca el residuo en primer lugar, mediante el rechazo, la reutilización y la reducción.

Dar ese paso más allá en nuestra manera de concebir pruebas deportivas, como una de las actividades que mayor impacto ambiental puede llegar a tener por duración de la propia prueba, se presenta como uno de los retos más importantes y atractivos a la hora de hacer el deporte más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

¿Cuál es el impacto ambiental medio por corredor que provoca el actual modelo organizativo y de promoción de una prueba deportiva?

Si tomamos como referencia una prueba deportiva popular celebrada en una ciudad como Madrid, y que ofrece a las personas corredoras los servicios y productos básicos tales como bolsa del corredor, avituallamientos, seguimiento a corredores en cabeza, animación…), es sencillo calcular el impacto por persona en emisiones de CO2.

Bolsas de plástico para entregar pack del corredor:

  • Se fabrican a partir del petróleo, un recurso no renovable, costoso, cada vez más escaso y responsable de la emisión de gases de efecto invernadero, es decir, del cambio climático.
  • Su reciclaje no es rentable: cuesta 100 veces más reciclarlas que producirlas nuevas.
  • La mayoría acaba en el mar o quemada en las incineradoras y en los hornos de cemento. Se han encontrado bolsas flotando al norte del Circulo Ártico y en lugares remotos del Atlántico Sur.
  • Contaminan durante su fabricación y su incineración (dioxinas, cianuro…).
  • Algunas están impresas con tintas tóxicas.
  • Tardan entre 150 y 1000 años en descomponerse.

Avituallamiento envasado y snacks incluidos en bolsa del corredor con envases plásticos y  producción no local :

  • Se fabrican a partir de petróleo. 22.000 toneladas de plástico acaban cada día en los océanos.
  • Para producir una botella de plástico de 1 litro de capacidad, se necesitan 100ml de petróleo, 80gr de carbón, 42 litros de gas natural y 2 litros de agua. 
  • Una botella de plástico tarda 1000 años en degradarse. 
  • Aunque en España se recicla menos del 50% de los envases plásticos, solo el 7% se usa para fabricar nuevas botellas. 
  • España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor demanda de plásticos, donde hasta el 50% de los mismos acabaron en vertederos en 2016.
  • Los productos de producción no local, son uno de los grandes causantes de la emisión de dióxido de carbono y otros gases nocivos es el transporte. 

Publicidad en papel: 

  • Los productos publicitarios en papel, son responsables en gran medida de la sobreexplotación de los recursos naturales.
  • En la mayoría de los casos las tintas empleadas contienen químicos contaminantes.
  • Su producción y traslado tienen asociados consumos energéticos importantes, que en la mayoría de los casos acarrean altas emisiones de CO2.

Desplazamientos hasta el recorrido:

  • Los desplazamientos hasta la zona de salida de las pruebas, son otro de los aspectos a tener en cuenta para hacer la prueba más sostenible. Diseñar un recorrido accesible en transporte público o disponer de medios de transporte compartido que aprovechen en mayor medida los desplazamientos de mayores cantidades de personas por trayecto, es clave para reducir las emisiones de CO2 generadas en el traslado.
  • Una persona que se desplace en un turismo de gasolina y recorra 60 km entre ida y vuelta a la prueba deportiva, emite11,64kg de CO2.
  • En el caso de los vehículos de apertura del paso a corredores, para un recorrido unitario de los 42km de una maratón, se emitirían 8,15kg de CO2.

Textil de carrera:

  • La industria textil es una de las más contaminantes del mundo.
  • Para la producción de una camiseta de algodón se usan unos 2.500 litros de agua.
  • La deslocalización en la producción textil conlleva un mayor uso de transportes y, por tanto, de combustible. Esto supone un incremento de la huella de carbono; lo que se traduce en toneladas de CO2 que contribuyen a más emisiones de gases de efecto invernadero. Por no hablar de los procesos de fabricación, confección, teñido y planchado, que son también importantes consumidores de energía.
  • Un 5% de las sustancias químicas que componen la ropa es perjudicial para el medio ambiente, según un estudio de la Agencia Sueca de Productos Químicos. Estas sustancias se liberan en la creación de tintes, el proceso de fabricación, al lavar las prendas o cuando estas son depositadas en vertederos.

El actual modelo organizativo de pruebas deportivas en la mayoría de los casos, apenas implementa mejoras o soluciones que eviten la emisión de gases efecto invernadero derivados de estos aspectos, o la generación descontrolada de residuos (reciclar no es suficiente). Por ello, proponemos integrar buenas prácticas en torno al deporte para hacerlo más sostenible.

Repensar, rediseñar y reetrablecer las bases del deporte que queremos promover es clave para avanzar hacia un modelo de desarrollo deportivo que abrace una nueva manera de entender nuestra pasión, más allá de la competición o retos personales, y creemos que es a través del deporte como podemos avanzar, de una de las maneras más poderosas, en nuestro reto común: ganarle la batalla al cambio climático.

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